Consiste en estudiar una muestra de sangre al microscopio. Suele ser el primer paso en la valoración de problemas hematológicos que se han detectado en un análisis de sangre.
Se le extrae una muestra de sangre remitiendo una parte de la misma para realizar esta prueba. Se cotejan los resultados del laboratorio con el aspecto y número de las células de la sangre al microscopio.
Es similar a un análisis de sangre y no tiene contraindicaciones.