Los anticuerpos antifosfolipídicos son autoanticuerpos que se dirigen contra fosfolípidos y/o proteínas cofactores produciendo daño placentario por múltiples mecanismos trombóticos e inflamatorios. Reducen la invasión trofoblástica e interfieren en la correcta placentación.
Aunque existen muchos tipos de anticuerpos antifosfolipídicos está establecido que se realice estudio de anticuerpos anticardiolipinas IgG e IgM, anti Beta2 glicoproteína1 IgG e IgM y el anticoagulante lúpico. Es decir que, desde el punto de vista científico, en ese momento es necesario valorar estos tres tipos de anticuerpos en mujeres que han tenido abortos de manera inexplicada. También en el caso de la aparición de algún tipo de trombosis, bien en forma de tromboflebitis o embolia de pulmón, o bien de falta de riego arterial. Todo ello de manera inexplicada.
Estos anticuerpos pueden ser detectables en un 1-5 % de mujeres sanas en edad reproductiva sin que les ocasione daño. Sin embargo, en mujeres que han tenido al menos 3 abortos, se objetivan de forma persistentemente positiva en un 15 % y en el 30 % de las mujeres con pérdidas fetales posteriores a la semana 20.
La presencia de estos anticuerpos en una cantidad significativa en la sangre, si se mantienen en el tiempo, parecen asociarse con frecuencia a un daño gestacional. Bien con varios abortos de pocas semanas, bien con una pérdida fetal de más de 10 semanas, bien con insuficiencia placentarias, preeclampsia, retraso del crecimiento del feto, etc. Cuando existe daño y se objetiva dicha positividad, clara y mantenida, se puede realizar el diagnóstico de síndrome antifosfolipídico obstétrico (SAFO). La buena noticia es que, con un tratamiento seguro y relativamente sencillo, puede conseguirse que todo vaya bien. Es importante no subestimar el diagnóstico de SAFO porque si no reciben tratamiento hasta el 90 % de estas mujeres tendrán una nueva pérdida del embarazo.
También comentar que, como en otros muchos temas médicos, existen muchas preguntas que hacerse y controversias en las respuestas.
Un aborto siempre es un tema doloroso. Pero hay matices. No es lo mismo un aborto tras un embarazo natural en una mujer de treinta años, que un aborto en una mujer de 39 años tras haberse conseguido un embarazo con varios intentos con técnicas de reproducción asistida. Estos matices no vienen en los libros ni en los artículos científicos. No es lo mismo un aborto evolutivo de pocas semanas que un aborto no evolutivo detectado en la ecografía de la semana 12 pero que parece haberse parado hace más tiempo. Cuando sucede alguna de estas situaciones y aparecen positividades fluctuantes de estos anticuerpos que no cumplen criterios diagnósticos, ¿qué hacemos?
Aprovechamos este artículo para recordar los resultados de nuestros pacientes en el estudio que presentamos en el congreso nacional de la especialidad en 2018 (Congreso Nacional conjunto de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia y la Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia), presentado por Dr. Manuel Fariñas y Dr. Mario Rodríguez